lunes, 13 de octubre de 2014

En Recuerda se vendimia




El pasado jueves, día 9, treinta y cuatro alumnos del Colegio de Santa Isabel, acompañados por sus cuidadores, fueron a Recuerda para vendimiar en la viña de los hermanos Marisa y Carlos Andrés. El tiempo respetó la actividad, y el agua sólo hizo acto de presencia cuando habíamos acabado de comer.
Uno de los mayores atractivos de Recuerda, además de la magnífica iglesia de San Bernabé, es el conjunto de bodegas, ciento cincuenta, y lagares, ya en mal estado, gestionados en su día por aparcería, a unos dos kilómetros del caserío. Están, como es natural, próximas a las tierras dedicadas a viñas, y tanto unas como las otras, son de propiedad particular de los vecinos de Recuerda. Cuando se llevó a cabo la encuesta para el Catastro del Marqués de la Ensenada, Recuerda, con 60 vecinos (entre ellos diez viudas), dedicaba 13 fanegas a viña, producía cada fanega 8 arrobas de vino (un total de casi mil doscientos litros) que se pagaba a 4 reales la arroba. Un siglo después, Pascual Madoz no referencia viñas para esta localidad.


Hubo en Recuerda una fábrica de anís que fabricaba las marcas Recuerda y Viva España y que funcionó hasta mediados del siglo XX.
Desde ese paraje hay una magnífica vista del pueblo y, al fondo, la mole del castillo de Gormaz. Entre uno y otro discurre el río Duero, a cuya orilla manan potentes manantiales. El paisaje es suave, sin alteraciones, con un horizonte amplio que permite una extensa, e intensa, visibilidad.
Los treinta y cuatro niños y niñas se emplearon a fondo, pese a disponer de unas herramientas poco apropiadas para la vendimia, como es lógico. Nos dijeron que algunos racimos se habían encenizado o, lo que es igual, habían contraído oídio, lo que no le restaba dulzor a las uvas, al menos para comer alguna en la propia viña. Carlos Andrés, y otro Carlos, el marido de Charo, nos fueron adiestrando en el arte de la vendimia, mostrándonos las zarceras, o respiraderos de las bodegas, el funcionamiento de la despalilladora para quitar el escobajo a la uva y, por fin, la salida del mosto, dulce y morado, que tanto muchachos como adultos, bebimos con verdadero placer, los adultos vino del año anterior, además.


Después de la particular vendimia, una buena comida en el salón que la Asociación Cultural de Recuerda tiene en el pueblo, completó la jornada, siempre en una armonía que hace de Recuerda el pueblo de la alegría, como les gusta llamarlo a sus habitantes.


Nuestro recuerdo y agradecimiento a todos ellos, también, y muy especialmente, para quienes no pudieron disfrutar de la jornada en las viñas por estar preparando la comida comunitaria.



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